La sangre salto por todo el lugar, mientras tu rostro se iba contra el suelo, el espanto se había grabado en tu cara, la cual nunca volvería a cambiar. La satisfacción me invadió, por fin ya no estabas, por fin ya no existías, mi cuerpo se llenaba de sangre mientras sujetaba tu rojo cuerpo, que hermosa te veías, el cuchillo yacía en el suelo, mi cuerpo húmedo contra el tuyo, ambos vestidos de rojo, bailando un vals de sangre y muerte. Que bella imagen, que perduraría por siempre en mi mente... me fascino tu muerte, ya ninguna mujer será mas bella que tu... ya nunca volveré a decir te amo a menos que mi vista se tiña de rojo...
miércoles, 4 de noviembre de 2009
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